lunes, 13 de agosto de 2012


Busco al que vende boletos, 
participaciones 
de esa inocencia espontánea, 
que aún no sabe, 
que no se apresura 
en una sola palabra,  ni 
en una insignia punzante. 




Una esponja que absorbe 
todo el agua del Atlántico 
como lo más natural del mundo. 
Que abre el libro por la última página 
y aún así desea tanto leerlo, 
robando el aliento al aliento. 
Busco al expendedor de tales corolarios 
que yo perdí hace años 
en mi viejo bolso rojo. 




Nená de la Torriente

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