martes, 14 de agosto de 2012


-Un largo hipo- 

Hay hombres bravos, ‘bocas’, y danzarines, como mujeres envidiosas, muy envidiosas y encantadoras. Las encantadoras suelen ser las más inteligentes, guardan las proporciones y su vida no gira en torno a sus cosas; su sonrisa es siempre limpia y su natural cortesía hace que todos los que las rodean se sienten realmente a gusto. Las envidiosas son una gran mayoría,  que no siendo estúpidas, siempre les incomoda la presencia de otras mujeres con cualidades, lo mismo da de qué tipo de facultad se trate. Suelen ser ríspidas e incomodas en momentos aislados, por supuesto son desconfiadas y no dadas a compartir su intimidad. Las muy envidiosas son epicentros, estrellas de papel de plata con un hula hoop en la cintura, ellas son, los demás su espejo. Nadie puede  estar delante ni al lado. Detestan cada intervención que sea aplaudida,  respetada, o entendida si no es suya. Ellas son las mejores en todo y harán lo que sea para demostrarlo, si es preciso seducir al aire, aunque sea en pleno invierno. Los hombres danzarines  son los tibios,  los que acuñaron el término de ‘yo no sé’,  ‘yo no estaba’,  ‘dejémoslo estar’,  ‘es igual’, qué más da’,  ‘ya pasará’,  y una larga lista de puntos como un cardenal  en plena transformación cromática,  pero sin puntos cardinales. Temerosos y frágiles, pero saltarines y simpáticos. Están para dejar de estar cuando se les necesita, pero no se espera de ellos más que eso, unas risas y una somera palmadita en el hombro -eso el que se lo permita-. Los ‘bocas’ son los hombres de aspecto y actitud valiente, aguerrido, hombres protectores, que saben hacer y presumen de resolver. Se llegan a camuflar en el mundo de los hombres como auténticos caudillos y cabezas de empresa, o dentro de las familias, pero son globos de látex  grueso que a la mínima de cambio explotan: carecen de juicios, falta de control, y respeto por todo lo que no sea su criterio. Los hombres bravos, son hombres tranquilos, que se encienden como los ‘bocas’, pero no siguen manteniendo esa actitud de pecho soberano, porque su inteligencia no les permite hacer el ridículo a esa escala. Poseen una parte femenina desarrollada, que no esconden por pudor, sino porque no necesitan enseñarla, sólo la utilizan para comprender a las mujeres, compañeras en este viaje vital. Siempre se puede contar con ellos, están, y te hacen saber que están, nunca saldrán corriendo porque comprenden la humanidad desde su propia humanidad, y necesitan tanto la cercanía como conocen su necesidad en los demás. Hombres valientes con juicio, leales, que no dudan en enfrentarse a las cosas de cara, de costados o del modo en que se presenten.    NENÁ DIXIT.



Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. Pues si "Nená dixit", bien está :-). Se nota que eres observadora y buena conocedora.
    Me encantan las encantadoras y los bravos: ¡qué magnífica combinación!!!!!!!!!!!!!

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  2. Teniendo en cuenta que tú eres una encantadora, si te gusta esa combinación sólo tienes que encontrar a tu bravo, o que él te encuentre a ti.
    Abrazos de 'akiloymedio'

    Nená

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