-Todo lo demás son letras-
Buscan
un lugar de nacimiento
y
los versos no vienen de ningún sitio,
no
están debajo de los sillones
ni
habitan en los aros de humo
de
las reuniones más sofisticadas
-allí donde las uñas verdes de liza Minnelli-
No
pretenden llegar a rincones exóticos
ni
desvelar secretos antiguos.
Los
poemas son imanes.
El
verso es la atracción misma,
el
campo magnético que genera una mente
y
contacta con la sensibilidad de otra mente,
su
otro polo.
No
todos sienten ni ven lo mismo,
exactamente
lo mismo que el que escribe.
Aprecian
muchas cosas –los que las aprecian,
los
que entiendan algo, los que imaginan,
los
que quieren intentar desvelar crucigramas-
Pero
el pellizco, el calambre en el estómago,
el
‘¡eso es!’, sólo uno sin esfuerzo lo recibe,
como
si él mismo lo hubiera escrito.
Nená
de la Torriente
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