miércoles, 22 de agosto de 2012


-Todo lo demás son letras-

Buscan un lugar de nacimiento 
y los versos no vienen de ningún sitio, 
no están debajo de los sillones 
ni habitan en los aros de humo 
de las reuniones más sofisticadas 
-allí donde las uñas verdes de liza Minnelli- 
No pretenden llegar a rincones exóticos 
ni desvelar secretos antiguos. 
Los poemas son imanes. 
El verso es la atracción misma, 
el campo magnético que genera una mente 
y contacta con la sensibilidad de otra mente, 
su otro polo. 
No todos sienten ni ven lo mismo, 
exactamente lo mismo que el que escribe. 
Aprecian muchas cosas –los que las aprecian, 
los que entiendan algo,  los que imaginan, 
los que quieren intentar desvelar crucigramas- 
Pero el pellizco,  el calambre en el estómago, 
el ‘¡eso es!’,  sólo uno sin esfuerzo lo recibe, 
como si él mismo lo hubiera escrito. 



Nená de la Torriente

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