Posado
el rocío sobre la vida
dinamita
cualquier expresión hermosa,
el
esplendor es sublime
bajo
esa sábana de lágrima serena
de
reposada aquinesia
-la
que llega detrás del suspiro-
Se
despista, es aquí y no en otro
sitio
donde tiene sus ojos,
donde
debe guardar la cabeza y
dejar
suspendido el corazón;
ya
sus brazos remarán belicosos
en
todos los mares que la tierra exija
-no
el hombre en su desobediencia-
Has llegado aquí despacio, a veces
a
la carrera, aprende mujer,
aprende.
Nená de la Torriente
Difícil tarea la de aprender. Veo más fácil la de tropezar en la misma piedra. Pero tiempo al tiempo...
ResponderEliminarSe aprende, a todo se aprende. Bueno quizá a estas alturas el japonés con fluidez no se nos dé muy bien, pero es cuestión de ponerse.
ResponderEliminarAbrazotes,
Nená