sábado, 25 de agosto de 2012





Ni una pizca de dolor 
en el ojal que te mira, 
nada de sueños vagabundos. 
Si las letras corren enloquecidas 
pondré mis dedos, 
para que trepen ufanas como 
si estuvieran en casa. 
No rechazaré a la palabra 
y mi palma estará siempre abierta, 
como una taberna generosa 
en jarras de rico clarete o de tinto. 
Si quieren ocuparme,  me doy entera, 
soy de aire y no voy a quebrarme, 
pero no puedo prometer  
al verbo
permanecer quieta, 
que como remolino que soy 
nunca sabré bien 
dónde irá mi corazón 
mañana. 


Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. saben a vino las letras
    que gotean tus dedos en palabras
    que aguanten los verbos tus remolinos
    que tu corazón mande tus versos

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  2. Y que así siga siendo Rafael, hasta que un 'sanseacabó' me alcance sonriendo.
    Un abrazote,

    Nená

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