Volvemos
a los mismos sitios
a
llorar a trozos,
a
preguntarnos, sabiendo la respuesta,
si
no pudimos haberlo hecho mejor.
Las
segundas oportunidades que da la vida
son
engañosas si no guardamos en los armarios
las
mochilas de ropa, con las que hemos
cargado
siempre.
Por
eso, si vas a huir,
asegúrate de no llevarte nada
y
de no estar huyendo,
sal
de casa con todo resuelto;
llámalo
huida o como te venga en gana
pero
deja los cajones bien cerrados
y la ropa colocada,
por si otro quiere ocupar
su lugar.
Y
llora, llora todo lo que necesites,
cuánto
necesites, ahógate un poco,
nadie
va a venir a salvarte,
estás
sola,
estamos
solos,
¿por
qué ahora iba a ser distinto?
Nená de la Torriente
Un buen montón de buenos consejos.
ResponderEliminarGracias coeliquore, pero tú ni caso como consejo; es que cuando pienso escribo, y la mayoría del tiempo no me paro a pensar lo que pienso ni lo que escribo, osease que deben de ser fracciones pensadas con trocitos de corazón sueltos que no saben volver a casa, vamos una locura.
ResponderEliminarUn abrazote,
Nená