sábado, 18 de enero de 2014


Ven a llevarme al paraíso. 
Somos una carta cerrada 
sin destino, 
dejemos que él nos busque 
si es que existe, 
pero entre tanto tú ven 
y llévame al paraíso. 

A la gloria de un labio sobre otro, 
despacio,  rozándose, mordiéndose, 
visitando el beso que nacerá del 
músculo como un estallido. 





Al empíreo de tus brazos 
amarrados a mi cintura, 
a tus manos regalándose 
a las mías, 
trenzándose en mi espalda 
oliéndonos el cuello 
como animales que se buscan. 
Guíame al paraíso 
pero cierra las troneras y los portones 
para que no volvamos a salir. 





Nená de la Torriente