que
han fallecido
un par de estrellas coquetas,
y
una parcela de cielo
dejando
una calva extraña
en el intenso índigo.
Dicen
que ya no te importo,
que
me quieres,
pero que se ha roto
la
lana que unía nuestros índices, y
dicen
que quizá la luna sabía
de tu soberbia más que yo.
Dicen que a mí no me importa,
que
la espalda la tengo en carne viva
y he seguido sonriendo.
Que
no voy a sostener nada
en la palma que me hiera
porque
ya lo hice
y porque me lo debo.
También
dicen que ser
una estrella en el cielo
de otro
es
lo que tiene,
que
terminas muriendo.
Nená
de la Torriente