me
habla distinto,
su
voz es más grave y más átona,
me
aburre.
Se
resuelve como una mujer saliendo de una casa
de
té, completamente desnuda,
con
un precioso collar de piedras azabache.
Los
absurdos dejaron de divertirme hace muchas décadas.
Cuando
la fiebre sube,
siento
un mínimo terremoto agitando mis balcones,
las
acequias, los puentes levadizos, hasta los pequeños
abanicos
que sirven de cabecero para mis ojos
-un
recuerdo que me traje de Chamberí-
¡Qué
de tierra soy!
Como las raíces descubiertas
de
los árboles sin lluvia.
Y
es que la calorina seca las humedades,
nos
deja sin el canto del mirlo, sin la poesía,
un
absoluto aburrimierdo*.
Nená de la Torriente
* Que diría Cela:" Más que aburrido pero menos que desesperado"
* Que diría Cela:" Más que aburrido pero menos que desesperado"