martes, 21 de enero de 2014

Si no fueras de hielo 
tomaríamos helado en los parques. 
Si no fueras de cartón como las tapas 
de los libros podríamos reírnos 
como dos amigos sin miedo al fatídico 
beso. 




Si no fueras como un tubo de ensayo, 
como aquel profeta que conocí 
-tal día hizo,  varios/muchos años- 
la vida te parecería una peonza como a mí 
y tendrías la fuerza del sauce siempre tumbando 
sus hojas quietas. 
Pero hay tanta distancia entre tú y yo 
como entre la llama y la tormenta. 
Nuestras cóleras son de temperaturas distintas 
y nunca podrán convertirse en auténticas compañeras. 





Nená de la Torriente