domingo, 5 de enero de 2014

Regalo cincos de enero 
en una enorme caja de galletas. 
Los tengo con copos de nieve dulce, 
con lluvias enrabietadas frente al calor 
de chimeneas. 
Llevo cincos de países cálidos 
con hojas de palmeras como abanicos 
improvisados.
Esos mismos días sobre verdes suaves 
de dolida montaña, 
por tanto cambio de grados. 
Cógeme un cinco de enero 
por su mágico encuentro  
con la ilusión del niño, 
o tómalo por los ojos brillantes 
que se van deformando 
en el globo que infla su madre. 
Regalo cincos de enero 
como margaritonas gigantes. 
Cincos de enero 
como motivos para besarse, 
para meterse todos en una cama chica. 
Recuerda que tú tuviste un cinco de enero 
con piernas inquietas bajo una manta, 
y acéptame este regalo 
para volver a ese mismo lugar 
otra vez. 






Nená de la Torriente