viernes, 10 de enero de 2014

Cuando dejas de creer 
todo gira, 
el cuerpo se rompe como el vidrio 
en pedazos desiguales 
con ángulos imposibles. 
No hay pegamento,  y el sólo intento 
de la búsqueda de unos dedos 
fracasa en sangre. 



La palabra dicha que ayer era tu credo 
ahora sólo son sílabas, 
puedes cambiarla y alternarla por otra, 
o cuestionarlas todas 
y tu pequeña iglesia de amor 
desaparece. 
Cuando dejas de creer 
nadie viene a rescatarte, 
ni el príncipe,  ni el villano,  y 
venderías tu memoria por un plato 
de alubias pintas, 
porque mirar hacia delante te da vértigo 
y si miras hacia atrás sientes nauseas 

por haber sido tan idiota. 





Nená de la Torriente