-LA INJUSTICIA-
La
injusticia es la única cosa
que
me tortura de este mundo,
porque
en ella se agrupan y se generan
todos
los pequeños y los grandes males:
La
falta de amor, el egoísmo, la cobardía,
la
terrible vileza, la violencia y el desamparo.
Ese
disfrute anormal con el dolor ajeno
que
palpa la entraña de otro ser humano
y
le produce gozo.
El
yo me cuelo, el me lo quedo, el te jodes.
El
ojalá que el feliz ya no lo sea.
El
tanto tienes, ya me encargaré de quitártelo.
Trabaja, trabaja hombre honrado,
que te dejaremos en la miseria.
¿Qué
te pica un ojo? Ven que te lo saco.
Dices
que quieres amor, vamos a jugar contigo
un
rato, que eres débil.
¡Oh, un rabo! ¡Hay que pisarlo!
¿Ruedas
nuevas, coche nuevo?
¡Eso
sí que no!
¿Por
dónde empezamos a rayarlo?
La
vecina se va de vacaciones y yo no,
no
me queda más remedio que echarle lejía
a los rododendros…
La
injusticia es para el honesto,
para
el que no dio mal,
para
el que pagó sus impuestos,
para
el que creció sano.
Para
el gato por tener cola,
para
él por tener una ilusión,
para
ella por haber sido dotada
de
unas curvas bonitas,
tan
apetecibles para los que las tomaron.
Para
el niño que sabía todas las
respuestas
y caía demasiado infecto,
o
para el pobre anciano que sólo esperaba
pasar
tranquilo sus días en el sillón
donde
murió ella.
La
injusticia es lo que más me tortura,
me curva, me riza, me desquicia,
me hace llorar,
nunca
imaginaríais cuánto.
Nená de la Torriente