-AL POETA-
Tú
entiendes
la
palabra que sale
del
corazón cansado.
Entiendes
lo difícil que resulta
mirar al horizonte con un muro
de
hormigón enfrente.
Tú
entiendes el valor del cariño
que sana, que abriga, que nace
como
un sol sin estaciones,
y
sabes que vivir no es un juego
de
ajedrez o de tabas.
Cuando
te leo,
veo
lo sencillo y lo complejo,
lo
gastado y lo que aún late,
la
palabra susurrada y la que no se esconde,
la
naturaleza llena
y
el acto sereno de apagar la luz.
Por
eso mi amigo,
este
océano de falda larga
para
mi es sólo un pequeño río,
porque
el mundo no separa las voces
sólo
las atenúa de manera caprichosa.
Nená de la Torriente