martes, 7 de enero de 2014

¿Qué tengo de este umbrío celaje? 
¿Qué de este espacio en oxígeno? 
Tanto,  que nadie adivina en el silbido 
de la mañana una herida, 
y así voy bailándolas,  como las nubes 
andan escondiéndose unas con otras 
en una danza armoniosa. 
Pero llega la tea,  roja, 
disipando el vapor de agua 
y me encuentran desnuda 
en una esquina con la cara cubierta 
entre cabellos; 
Y rezo al único Dios que existe 
para que no me pregunten nada, 
que todo lo que he querido contar 
ya lo he dicho. 
¡Qué estoy en el sin oxígeno! 
¡Qué quiero volver a mis versos!, 
y que,  por favor 
cierren la puerta al salir 
cuando haya regresado la lluvia. 







Nená de la Torriente