lunes, 27 de enero de 2014

-Ni una palabra más-




Me daba la sombra
a pesar del sol radiante encima de mí, 
me daba la sombra 
¿Por qué iba a ayudar al león? 
¿Acaso lo necesitaba,  me necesitaba? 





La vanidad de un hombre es impredecible, 
nunca sabes por dónde va a clavarte la aguja. 
¡A la cara no! ¡Delante del público! 
-Mucho más elegante- 
Donde la deyección es la obra de arte 
¡no pongas un clavel mujer,  que tú no entiendes! 
Me daba la sombra, 
y es que en el fondo siempre he estado en 
la penumbra, 
por eso soy tan pálidamente ingenua, 
porque busco el sol en la umbría 
y al humano perdido entre los leones. 






Nená de la Torriente