a pesar del sol radiante
encima de mí,
me daba la sombra
¿Por qué iba a
ayudar al león?
¿Acaso lo
necesitaba, me necesitaba?
La vanidad de un
hombre es impredecible,
nunca sabes por
dónde va a clavarte la aguja.
¡A la cara no!
¡Delante del público!
-Mucho más
elegante-
Donde la deyección
es la obra de arte
¡no pongas un
clavel mujer, que tú no entiendes!
Me daba la sombra,
y es que en el
fondo siempre he estado en
la penumbra,
por eso soy tan
pálidamente ingenua,
porque busco el
sol en la umbría
y al humano
perdido entre los leones.
Nená de la Torriente