No
andaré oculta
detrás
de la colina
por
si vieran mi tobillo.
Soy
agua y lo he comprendido.
La
fuerza de mis nudos
puede
atravesar la ligereza
de
tus huesos, la de los suyos,
la
de mil palabras rojas,
verdes,
amarillas,
vestidas,
desvestidas.
Nunca.
¡Mira mis azules decapados
y
éstos plata y aquellos verdes de oxígeno!
Nunca
volveré a ocultarme.
Delante, al lado,
detrás o haciendo un tornado,
¿escondida?
Nunca.
Nená de la Torriente