viernes, 24 de enero de 2014

¿Por qué creer en el destino? 
¿Por qué pensar que estamos 
determi/dominados hasta 
el último día de nuestras vidas? 

Creo en la inocencia, 
en la capacidad de resquebra/reventar 
cualquier puerta. 
Creo en el yo me detengo, 
en el yo sigo, 
en el me doy la vuelta. 
¿Qué demiurgo va a impedir eso? 

A ella 
se le llena la boca de berruecos: 
¡Os condenaréis! 
A él
la cabeza le da vueltas 
por una libertad absoluta, 
que es sólo un término. 

Que nos quede al menos eso, 
creed en nosotros mismos, 
en nuestra natural inocencia. 






Nená de la Torriente