Sí,
sigo aquí,
mimando
el musgo
del
tronco viejo,
para
anidarte ese espacio
a
mi lado,
olorosamente
tierno.
No
sé cuando llegarás
y
ya no existen las esferas
ni
cuento madrugadas
como
un Crusoe con ansias
de
partida.
Me
quedo.
Este
es mi lugar
de
entre todos los lugares.
Te
espero y concibo tu llegada
como
algo natural.
Nená de la Torriente