La nueva luz de entre las
lámparas
parásitas.
Soy el agua de una fuente sin
caño,
no busques la poza.
Soy el beso que has estado
esperando,
el verdadero y más limpio,
no para cualquier hombre,
no para una sola vida.
Por eso no me importa
si vas o si vienes,
si entras o sales en muslos de
otras,
porque no hay diamante que ralle
el cristal
con que me miras.
Y es que no es tu ojo el que reina.
Mío es el espejo de agua que no
se te oculta.
Nená de la Torriente