como
una rodaja de limón
de
su vaso,
y
ya me siento perdida.
Tan
pequeña es la huida,
que
descubro que pierde significado,
letra
a letra,
la
palabra hatillo.
Quiero
borrar el contorno de mi sombra
y
de todas las sombras.
Desdibujar
las lindes que hacen que el pie salte
y
se sobresalte innecesariamente.
Deseo
que sea solo la cascada
de
un corazón la que brinque,
en
un antojo inocente,
tanto, que aún sabiendo que no va a ser
entendido, lo ignore todo,
porque
perdió las orejas al pactar
el
primer pUm pUm limpio de razones.
Nená
de la Torriente