martes, 8 de octubre de 2013

-Ocurre que-

La mata le gritó al zorro:
¡No te acerques!
Y éste sin dudarlo busco algo,
-lo que fuera-  en ella.
El abeto ondulante susurró
al gorrión ‘No te vayas’,
y éste desplegó sus alas como
si se creyese un águila en estampida.
Él le dijo te amo y ella le correspondió,
pero la realidad daba miedo
y el sueño no.
La hoguera buscó el aguardiente, y
éste el conjuro,
pero los dioses, aquel día
-y todos los días-,
estaban demasiados borrachos.



Nená de la Torriente