-Lo predecible-
El
hombre niño es previsible,
tanto
como que los cumulonimbos
probablemente
dejarán caer su humedad, o
que
el sol cuando está alto quemará
mucho más nuestra
piel.
La
previsibilidad aburre cuando eres inquieta,
es
como abrir un libro y suponer el final sin dificultad,
o
ver una película sin esperar la sorpresa
del
desenlace.
Hastía,
cansa,
harta,
agota.
Porque
las emociones no llegan al pulso,
no
te alcanza el pálpito.
No, la impresión de estar delante de un dilema,
nada
que desvelar, desvestir ni despeinar.
Siempre
es lo mismo.
Nená de la Torriente