que
puedo sentir cómo se hincha
el
pecho del gallo esperando su canto.
Es
tan clara que no va a sorprenderme la amanecida,
tanto
que tu piel es un mantel con delicias
en
mis manos, y
me
gusta cerrar los ojos para reencontrarlas.
Esta
noche es tan clara
¡qué no me quedan preguntas!
¿He
muerto?
Huele
a todas las cosas buenas que he olido
en
este mundo,
y
siento todas las cosas buenas que antes
había
sentido.
Nená de la Torriente