Este
libro vivo decidió
no
llamarse blog.
Defendió
su derecho a llamarse así:
L
I B R O
Por
parir hijos cada día, publicarse sólo,
llenarse
de ojos y posarse en las manos
de
muchos, escribiéndose día a día
sin
volver atrás,
buscando
un fin inatisbable.
Alguien le dijo que no lo era,
pero
ignoró su voz como
quien
ignora la brisa
en una tarde de sábado
dentro
de una sala de baile.
Nená de la Torriente