Es
una suerte haber conocido a personas
tan
creativas, tan inteligentes y tan emotivas, y
también
es una suerte haber coincidido con sus
contrarias:
Grises, sin cerebro y con corazones de nuez;
porque
gracias a éstas últimas he sabido valorar
mejor
a las primeras.
Viviendo, hasta la más pequeña cosa ayuda,
menos
los disgustos,
y
que me pelee el que piense lo contrario,
porque
del llanto yo nunca he aprendido nada
-si
se considerase aprendizaje importante
que el ojo
se
hace más chico, tal vez-
No
creo que hayamos venido para sufrir,
hemos
venido para gozar, para ser felices,
pero
somos demasiado torpes en la forma de ver las cosas,
hasta
en el modo de encararnos con la muerte.
Tenemos
cierta pasión insana en proyectar el arrebato
hacia
el dolor, porque todo nos duele:
Nos
duele la injusticia en lugar de combatirla.
Nos
duele la pobreza en lugar de desprendernos
de lo nuestro.
Nos
duele la falta de amor y no damos
hasta la última gota
del nuestro.
Nos
duele la indiferencia pero negamos al compañero
injustamente.
La
belleza de los seres que aman incondicionalmente
es
insuperable.
La
excelencia de una inteligencia creando es un espectáculo
que
excita los cinco sentidos, y
los
mantiene encadenados a un amanecer único,
al verdadero despertar de lo que es, y
al conocimiento de lo que no vale nada.
Nená de la Torriente