La
soberbia de los opinadores
nos
embaúla.
Metemos
verdades en cajitas pequeñas,
creemos
que todo es elemental.
Tanto
como esos días claros,
que
de tan claro el cielo parece nevado.
Algunos
engordan hasta hacerse añicos,
otros
rebobinan y vuelven a la cinta en blanco,
a
la inocencia que no olvida,
pero
que les permite otra oportunidad,
y
la gran mayoría acaba con las verdades
por
considerar más prácticas las opiniones,
más
ligeras,
con
menos equipaje por si hay que
salir
corriendo.
Nená de la Torriente