miércoles, 2 de octubre de 2013

El pez cruza el río de orilla a orilla 
boqueando, 
sin más. 
Redonda su boca,  plata el lomo, 
su cuerpo es acariciado por el agua. 
No te pongas a desear a los demás 
lo que no necesitan, 
lo que no quieren, 
lo que no esperan. 
Aléjate de la necesidad que les imagines. 
Jugar a ser hado padrino es una arrogante 
pretensión de bondad que se equivoca. 
A menudo vemos el bien en lugares equivocados. 
No pongas zapatos a un niño que quiere ir descalzo, 
ni vistas el pecho a una mujer 
que siempre amó su desnudez. 
No cases parejas, 
no urdas planes, 
no te interpongas amigo, 
mira al pez cruzar de orilla a orilla y calla. 




Nená de la Torriente