domingo, 13 de octubre de 2013

-No un domingo cualquiera-


Eso es lo que eres, 
un poquito en un bolsillo 
lleno de poquitos desordenados. 
Esto me dijo un borracho con ojos 
como espejos: 
‘No te preocupes niña, 
no te preocupes. 
Apoya la espalda en la pared 
y soporta el vértigo, 
pasará como pasa esa nube, 
déjalo estar respirando despacio. 
No tengas miedo’. 
Nunca un borracho me pareció tan tierno, 
no por el etílico,  sino por la descompostura 
que pierden con tanto vidrio. 
Quise abrazarlo pero no era el momento, 
no era, 
no era. 
Amo se había muerto y estaba cansada. 
'Papito,  papito' decía mi nena, como si mamita 
no existiera. 
El mundo no solía ser tan confuso. 




Nená de la Torriente