Un señor no dice que es un señor.
Una dama no dice que lo sea.
Un muchacho sensible
no necesita decir que es sensible.
Una mujer sincera no proclama
a los cuatro vientos su franqueza,
¿por qué convertirse en una mujer cartel?
El que es, es, no se autodenomina,
por eso siempre dudo de aquel que se dice
romántico, o tierno, o bueno, o inteligente.
Las personas-anuncio
me recuerdan a los propósitos de año nuevo:
‘Quizá este año ocurra,
y suceda lo que quiero’.
Nená
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