sábado, 15 de octubre de 2011


Es verdad que cuando el mar 
te conoce y te llama por tu nombre,
ya no puedes alejarte,
aunque no seas de mar
ni en él construyeras tu sueño.




Si la luna, es su redondez inocente
y en su distancia inmensa
levanta la marea,
¿cómo no levantará el mar
el alma de un mortal
que se desplaza tierra adentro?
Hay atracciones fatales,
y seducciones a secas,
tan poderosas e inexplicables
como el sonido ríspido del agua sobre las rocas y
el retroceso efervescente de las olas sobre la arena,
o los golpes de ponto sobre el malecón.
Creo que no podría dormirme sin ellos,
son verdaderas palabras, frases con solfeo,
el mar habla, habla mucho,
y yo le escucho, y me voy perdiendo.



Nená

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