En esa caída del sol
-única entre todas-
que anuncia vencimientos,
el pago de una deuda o
un albarán de entrega
de historias legítimas,
allí te buscaré.
Hombres de mar,
con manos curtidas y
el olor a pescado
en cada una de sus palabras,
allí te encontraré .
Seres sencillos,
sin más términos que los justos
ni más gestos que pedir
un café Caleta y un carraspeo,
allí creeré en ti.
Y cuando estemos frente a frente
me dirás cómo me llamo
y qué diantre
hago aún aquí.
Nená
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