miércoles, 5 de octubre de 2011

-Disculpen que no crea en el Destino-



Si existiera un destino
-que no lo creo-
pensaría en estos pájaros
cebados de guata,
creados para adornar
y no alzar el vuelo.
Su fin ya esta pergeñado.



Pero el destino de las personas
no es lo mismo que el fin de las cosas.
En la infinitud
de nuestra finitud
hay tantas esquinas,
cientos de caracoleos inesperados.
Somos mapas internos
de rutas ilógicas,
más los itinerarios externos,
más las casualidades,
lo improvisado, lo fortuito,
lo impuesto, lo heredado.
Componemos sumas,
restas, fusiones, particiones,
que sería de locos pensar
en apuntes concebidos.
Un trayecto, una dirección,
un sentido escrito, dirigido,
sabido de ante mano,
sería la vesania.
¿Y en qué nos convertiría eso?


Nená

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