viernes, 14 de octubre de 2011


Cierra los ojos y pide
una balconada al mar,
donde instalarte a ratos,
una libreta nueva,
un lápiz de punta afilada
y una pinta de cerveza
si andas sediento, 
por qué no.
Deja pasar el día,
las letras también tienen derecho
a tomar el sol
y darse un baño
-no vayan a sindicarse-
Y cuando caiga la tarde escribe,
escribe sobre lo que el día te ha regalado
en ese balcón glorioso
y en esos otros ratos.
Y anota también
lo que tú le has entregado,
con esos ojos cegados de cerveza,
a esa claridad del día
deliciosamente pacífica,
y a la intensidad de aquellos otros ratos.


Nená

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