Se vende un corazón aniquilado
por años de amnesia y buhedera,
un músculo enfermo, sin amigos,
capaz de sonreír por cualquier cosa.
Se vende o se alquila a ratos
una oreja que escucha
con empeño intenso,
que le importa y valora
lo que le están contando
-y eso es toda una anomalía
que seguro asusta-.
No desconfíes de su escaso precio,
ni de la calidad,
tampoco del producto,
eso hace que nadie lo quiera,
siempre sospechan
que existe un garlito, un cepo o un engaño.
Suponen que tanto ofrece
que debe tener una cláusula en algún sitio,
y vuelve a un rincón de la tienda,
siempre al fondo más oscuro.
Y pasan los días, los años,
las largas décadas.
Su corazón cada vez más marchito.
Cualquier día acaba en la trastienda,
en el viejo cubo de rarezas,
entre cosas inútiles y rotas
que nunca fueron adquiridas.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame