miércoles, 21 de septiembre de 2011


Vivo en una isla.
Un laberinto diminuto
con bellos anillos de agua.
Si me dejan beber los peces
me bebo su casa
hasta el sol del mediodía.
De noche me hechiza la arena
hacia una luna temprana,
que bucea en el mar
como una sirena.
No puedo perderme,
aunque tema caerme
a cada paso que doy.
Y temo ser olvido y celaje,
como lo son las olas
que visito y me visitan,
en un ir y venir predecible,
como un tictac
donde todo encaja,
o como el sonido de las chicharras
a la hora de la siesta,
siempre a la hora de la siesta.

Nená

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