domingo, 4 de septiembre de 2011

-Usted perdone-








Todo vale
en esta plaza de ambulantes
perdidos en sus satélites.
Les miro y me pregunto si el ser humano
tiene el mismo origen y la misma fuente.



Ya no se trata de razas, lenguas, alcurnias
u otras diferencias, son menudencias.
Es el propio inicio, la primera semilla.
Tuvo que haber inmensas
porque somos muy dispares,
tan planetarios –‘extraterrestres’-,
que reunirnos en un término
por muy amable que suene,
me supone, a ratos, un acto de ingenuidad.

Nená

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