Todo vale
en esta plaza de ambulantes
perdidos en sus satélites.
Les miro y me pregunto si el ser humano
tiene el mismo origen y la misma fuente.
Ya no se trata de razas, lenguas, alcurnias
u otras diferencias, son menudencias.
Es el propio inicio, la primera semilla.
Tuvo que haber inmensas
porque somos muy dispares,
tan planetarios –‘extraterrestres’-,
que reunirnos en un término
por muy amable que suene,
me supone, a ratos, un acto de ingenuidad.
Nená
Excelente¡
ResponderEliminarBeso