martes, 27 de septiembre de 2011


Siempre hay una puerta de salida.
Un impacto,
una mueca no fugaz
que alcanza la fuga.
Los cinchos se desprenden
con habilidad,
con flema o con diligencia.
Si tienes prisa, corre,
pero mira bien donde pisas.
Las puertas tienen resortes
y picaportes
-son muy suyas-
no las obtures,
crúzalas sin más
-ni las hables-
Puedes quedarte a medio camino
pero la vista es agobiante, créeme.
Avanza o retrocede
pero no te quedes en fracción,
te sentará mal el frac o el chaqué,
todo lo que suene elegante.
Siempre hay una puerta de salida,
no te quedes ahí,
¡escápate!

Nená

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