jueves, 29 de septiembre de 2011


El lapicero conoce
el silencio oculto
de los tabiques.
Sabe de las humedades
y de las manos de los niños,
de los corazones de amantes
dibujados con los dedos,
de tanta lágrima sofocada
bajo almohadas.
Reconoce el sexo,
el amor con amor entre sábanas
o el apetito sin amor sobre ellas.
El lapicero entiende
de noches de insomnio,
preocupaciones vanas,
o el nulo empeño en solventar
lo que realmente es urgente.
Nos mira desde muy cerca
y sabe de nuestras fragilidades,
pero apenas nos habla.
A veces nos tira de la mano
para que nos las contemos
y algo nos saca,
pero vuelve enseguida
al silencio oculto de los tabiques
a seguir leyéndonos.

Nená

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame