Se paraliza la voz, la mano tiembla.
El ojo troca a ventana abierta
sin moldura ni cierre.
La piel se riega del relente temprano,
llega el alba,
amanece.
Un solo instante y todo es hechizo,
y la luz deprisa, deprisa,
nos devuelve a la vida
al ritmo de siempre.
Pero por un solo momento
-breve, muy breve-
el cielo se abre y entramos en él.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame