martes, 20 de septiembre de 2011

-Íntimos tesoros-


Mi tesoro era un lápiz,
mordisqueado de punta a punta,
limado el carboncillo,
mi espigado confidente.
Descifrador de mis disparates,
desatinos de una niña.



Una operación matemática
que sólo sumaba
letra a letra,
una historia deslavazada.
¿A quién iba a importarle
si subía escaleras o las bajaba?
Nadie entendería
lo que era para mí un rellano,
un escalón,
un pasamanos,
cada nombre un significado distinto.
Un dislate y un lapicero,
un poco de papel
y una invención cada día.
¿Pero cómo se origina la fantasía?
Casi siempre por pequeñeces.

Nená

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame