domingo, 4 de septiembre de 2011



Sígueme, iré despacio.
No dejes que mi espalda se aleje,
ni que mis hombros se aparten
de tus ojos.



Voy a llevarte a un infinito
de horas inversas,
de árboles vueltos,
de flores flotantes.
Me verás como soy, imperfecta,
y lo increíblemente perfecto
te parecerá indecente,
absurdo en un mundo tan insólito,
tan íntimo y tan compartido.
No te aseguro ser feliz
-aunque sé que lo serás-,
pero prometo que conocerás la felicidad
y podrás estrecharle la mano.

Nená

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