Yo
te llevaría un ramo de amapolas
y
tú sonreirías por cómo
languidecen
en mis manos
¿Para
cuándo mañana?
Como
un dardo fijaría
mi
sonrisa en esos ojos
que
sonríen sin labios,
y
abrazaría los peces de colores
de
tu mente perpleja.
¿Para
cuándo mañana?
Acercaría
la playa hasta la M-30
sólo
para cenar contigo,
y
que en el sonido de las olas
oyeses
hablar a tritones y a sirenas
con
esa voz tan extraña.
¿Para
cuándo mañana?
¿Para
cuándo?
La
tenencia legítima de la risa,
el
cazo, la carcajada.
Los
sueños nunca compartidos,
siempre
secretos.
El
amor a espuertas,
de
casa en casa, sin aldaba.
¿Para
cuándo mañana?
Nená de la Torriente