martes, 11 de febrero de 2014

Adivinarás por mí 
lo que me quede, 
porque te he prestado mis zapatillas, 
como yo recibí las de otro. 
Hay tantas maravillas, 
que en una sola gota de rocío 
un universo sobrevive a otro paralelo.


No puedo dejar de sorprenderme 
ni de mirarte,  ni de miraros a todos, 
porque sois faros de luz 
de océanos ocultos 
poblados de riquezas. 
Algunos sólo miráis al horizonte 
-esa fijación ciega-, 
pero la maravilla está revoloteando 
en el aire que exhaláis, 
en el que os entra, 
en el del beso, 
en el de la proximidad 
de la caricia, 
en la humedad que levanta 
la carcajada. 
Vivir es un acto heroico decís, 
y yo ladeo la cabeza, 
como un perrillo que no comprende 
a los humanos, 
porque hablan y hablan,  y hablan 
un lenguaje extraño, 
en lugar de retozar en el campo. 






Nená de la Torriente