domingo, 9 de febrero de 2014

-He soñado...-

He tenido un sueño. 
Un sueño que seguro no era para mí. 
En él Dios estaba enojado 
-sí,  he dicho Dios-  y me decía que debía 
confeccionar cientos de trajes idénticos. 

Le preguntaba ¿por qué yo? 
Yo también estoy algo enojada contigo. 
Mi fe se va perdiendo, 
alguna vez aislada te rezo en el super 
entre el pan integral y las botellas de agua sin gas. 

Él contesto, precisamente por eso
¿Para qué tantos trajes?
Para cubrir a los cristianos,
a los hebreos y a los islámicos.

Perdone señor pero están en permanente
guerra, ¡cómo para jugar a los disfraces!
¡No seas cínica! Añadió
Vale, me callo, contesté.

Ese es el problema, se han perdido en las formas 
y me han olvidado a mí. 
Todos son iguales, 
pero no han entendido mi palabra. 
Se han pertrechado en los sitios donde rezan, 
cómo rezan, 
porque eso les hace distintos y creen que ahí reside 
el poder que les concedo, 
y no han comprendido nada. 
Yo soy el amor. 
El amor que han de entregar a los otros, 
sean quienes sean, 
así que deben ser reprendidos. 
Todos vestirán iguales y rezarán de la misma manera: 
De pié, 
para que aprendan a valorar lo que es importante. 
-¿Entre el pan integral y el agua sin gas por ejemplo?,  pensé- 

Y me he despertado… 

Creo que conmigo también está enojado, 
pero aún me tiemblan las manos mientras me 
sirvo un té. 


Son las 4y 15 de la madrugada. 
-No pienso volverme a dormir-






Nená de la Torriente