Una
estrella por cada noche:
Ángel, Carmen, Isabel…
Un
deseo suspendido,
tal
vez una palabra de amor
o
toda una sinfonía secreta.
Quizá
una súplica, una espina,
una
voz a medias.
Todo
un firmamento increíble
en
la tierra, suspirando,
por
una estrella.
Arriba
el murmullo de millones
de
susurros que como ecos se cuelgan.
¿Dónde
está el cielo?
¿Arriba?
¿Abajo?
¿Dónde
queda?
Por
cada noche un Julián, un Manuel,
una
Eva…
Nená de la Torriente