-Reflejos del fuego-
Abatidas las formas
se encienden las hogueras
y los rasgos veraces de las cosas
emergen del resplandor de las llamas.
Caen los grotescos embozos
hilados con telas de otras costas,
y se avista el terrenal descuido:
La desvaída voluntad de andar rendido
con una soga de mano a palma.
Ya los ojos no parecen tan astrales,
ni el guiño sugiere lo que con mucha
alharaca parecía amor profundo.
Ahora la caricia baja lábil en el rostro
que se quiso,
como se deslizan los leños en la lumbre.
Nená de la Torriente