miércoles, 12 de febrero de 2014

-El ruín-

Sonrío, 
¿No te das cuenta? 
El tacto dulce de mi piel 
aún tiene ganas de reír. 
No te sobrevivo, 
te sobrevuelo e ignoro 
la huella del peso de tus pies 
en el barro, 
como desatiendo tus sonoridades 
sin calidez conocida, 



el alarido de la bestia que precipita 
el desamor. 
Mírame,  soy el arrullo permanente, 
la que acaricia el suelo, 
la que guarda en el bolsillo la ternura 
de todos los infiernos, 
la que canta aún después del arañazo. 
Soy la que sobrevivió a la muerte. 
Tú, 
tú no eres nadie. 





Nená de la Torriente