-El desencantao-
Espera
¿qué decías qué era el amor?
¿Así, tan claro?
Sólo quedan baratijas,
mienten los poetas.
¿Qué se agarra cuando llega
con los dientes?
Menos lobos.
¿Qué nada importa
sino la suma de dos?
Ya.
Ese
amor que venden
tan
inmenso hace poco favor
a
este otro tan real y tan,
tan,
sin apellidos,
un
amor sin nombre
que
ha ido burlando el sentido
de
la espera
-¿Mejorará?-
Dime:
¿Quién
se enamora hoy o
mañana, sabe con certeza
que
lo que siente es amor
y
no es bragueta?
¡Ay el amor,
cuánto
ha dado que hablar!
Al
ufano y al villano,
al
cándido,
al
delicado.
-Ahora el que piensa es el poeta-
Amorosamente
presentado,
cruza mares, rompe puentes,
no
ve obstáculos,
porque
es ciego,
¡de
cierto que es contumaz!
Y
una mierda.
-Le espeta el desencantado-
Nená de la Torriente