Terceros, cuartos,
con
dolorosas quemaduras
en
los dedos.
La
arcilla caliente se disfraza
de
barro y discurre endureciéndose
por
las cunas de las falanges.
¿Qué
pensabas que era un torso de mujer,
una
arquitectura sencilla?
Como
las maravillas, el capricho
se
quiebra en pliegues tremolantes,
en
sombras imperceptibles,
en
gemas que se esconden, y
en
brotes que se abren.
El
complejo mapa no espera la voluntad
de
tu imaginación,
posee
carácter y el dominio suficiente
para
seducir dormido.
Cierra
los ojos y piensa intensamente,
no
esboces,
descúbrete
ante la naturaleza de los cuerpos,
la fuente de luz de todo un cosmos.
Nená de la Torriente